
Mi cuerpo se convierte en un reloj,
cada encuentro en una batalla.
Cuando en sol deja entrever las marcas,
me miro y pienso:
¡Cómo me gustaría darte eso!
¡Cómo me gustaría darte el tiempo!
Lo que daría por que te des cuenta.
No hay marca que valga,
a la hora de cambiar la cuenta.